Por: Rafael Pérez Campanelli, 2013.
La belleza es subjetiva, es un imaginario social, es el juicio de quien mira, es el gusto de quien aprecia, sin embargo la verdadera belleza no está en rasgos finos y siluetas perfectas, se encuentra dentro de ti esperando diariamente la oportunidad para expresarse mediante tus acciones y pensamientos, por esa razón existen personas tan feas que apenas cuentan con una buena apariencia.
La belleza es subjetiva, es un imaginario social, es el juicio de quien mira, es el gusto de quien aprecia, sin embargo la verdadera belleza no está en rasgos finos y siluetas perfectas, se encuentra dentro de ti esperando diariamente la oportunidad para expresarse mediante tus acciones y pensamientos, por esa razón existen personas tan feas que apenas cuentan con una buena apariencia.
La historia que deseo contar toma lugar en Amboria en los tiempos donde las langostas invadieron gran parte del pueblo, por culpa uno de los hechizos de una bruja respetada en la zona luciferina, en consecuencia de la perdida de una bruja “hermana”, a partir de eso se desencadenaron una serie de sucesos que vendré a narrarles a continuación.
No te miento lector si al posar tu mirada sagaz por este relato te percatas de todos los secretos y pensamientos que guarda esta mujer, sin más preámbulos te invito a que conozcas la historia de Úrsula Mercado.
I. Deseo concebido.
Todo se había acabado.
“La vida sigue”, eso dicen. Quizás no le convenía este pensamiento a Úrsula, quien se encontraba allí, esperando el instante en el cual su vista se apagará y su cuerpo dejará escapar su alma aprisionada, sentada con un vestido brillante de color cenizo en un sillón rojo tallado finamente de madera y sosteniendo en su mano una copa de vino con una adición nociva, sus ojos miraban fijamente el reloj de péndulo que daba exactamente las doce en punto, esta podría ser su última noche.
De sus ojos cayó una lágrima negra que paseó por su mejilla, que encontró su final en el suelo. Una centella iluminó la habitación que reveló la silueta de una mujer en aquel oscuro lugar, esa mujer le poso su mano el hombro y le dijo:
-Ya acabo el tiempo, quiero escuchar tu última voluntad.
Ella con una voz esforzada le contestó:
-Quiero recordar, quiero recordarlo todo, solo dame más tiempo.
Úrsula se sumergió en un viaje en torno a su pasado, dando lugar a la narración de sus experiencias.
Recordó que no tuvo la oportunidad de nacer con un rostro deseado, lo cual le dio muchos complejos a lo largo de su infancia y adolescencia, nunca le gustó su apariencia y de niña su abuela le contaba historias de hadas madrinas que cumplían los deseos de sus ahijadas, pero en su juventud, abandonada a la fantasía y consiente de su realidad, se enfrentaba constantemente al espejo a quien consideraba un enemigo porque tristemente no logró despedirse de aquel complejo, sin embargo ella conoció por parte de sus pocos amigos a Miguel, quien se enamoró de sus defectos y la timidez lo sometió a ser un amigo incondicional pero lamentablemente fue opacado por aquel galán que se llevó su corazón, Domingo Argote. Aunque el prácticamente no le daba la merecida importancia a Úrsula, ella hacia lo posible para llamar su atención, sin embargo sus intentos eran fallidos por su menospreciada apariencia, sus constantes visitas al espejo le hacían crecer el sueño de ser una mujer diferente, que sea capaz de enamorar a Domingo como ella estaba de él.
La plaga de langostas invadió a la municipalidad de Amboria, tomando las áreas rurales y consumiendo grandes cosechas, fue una época muy difícil, pues los alimentos se encontraban escasos, además en ese tiempo la sabiduría era equivalente a la edad, los pobladores consideraban a los ancianos como sabios por su abundancia de experiencias, a veces encontraban las soluciones y acostumbraban a reunirse en lugares públicos que también frecuentaba Úrsula, Un día mientras ella paseaba por la plaza principal pasó cerca de un grupo de ancianos que hablaban en tono bajo y apenas entendible para ella, quien solo escucho lo siguiente: “Dicen que esa plaga fue obra de Petrona”, “Ella es capaz de cualquier cosa, convirtió al nieto de los Salinas en un animal con una exorbitante cabeza”, “De ella se sospecha que tiene grandes poderes”.
En ese momento ella se detuvo y se sentó en una banca aledaña al grupo, hasta que todos se fueron excepto uno que paso cerca de ella y mientras pasaba ella lo llamó, le pregunto por “Petrona” pero el solo le aclaro lo siguiente:
-Mira jovencita, la mujer de quien me preguntas es muy peligrosa, por culpa de ella se han venido muchas desgracias al municipio, es una bruja por lo cual debes de estar precavida.
El hombre se sentó al lado de ella y miro a los lados, después le dijo en tono bajo:
- ¿A quiénes más le has preguntado por ella?
-Solamente a usted. –respondió-
- ¿Qué deseas saber de ella?-preguntó-
- Quiero saber dónde encontrarla.-dijo ella-
- Bien, pero ten cuidado, ella se encuentra en la zona luciferina, es muy peligroso ir por ese lugar a esta hora, si vas allá no deberías ir sola, uno de mis sobrinos viene a buscarme, el conoce ese lugar más que yo.-dijo él-
-Claro pero antes, ¿dónde queda ese lugar?-pregunto ella-
-No te preocupes, el vendrá luego.-dijo ella-
Pasaron unos veinte minutos, hasta que vino el sobrino del anciano, el señor hablo con su tío quien le pidió el favor de llevarla a aquel lugar y protegerla como su hija.
Él se presentó: “Mucho gusto, me llamo Antonio”, de la misma forma también lo hizo ella. Después el busco su vehículo y fueron hasta aquel lugar.
Era un lugar casi solitario, las únicas personas que se encontraban tenían un aspecto extraño, se denotaban extraños símbolos y el trio del seis era frecuente en los muros del lugar, Antonio detuvo su carro en una casa pequeña y de color rojo oscuro, se bajó del automóvil y le dijo:
-Ya llegamos, este es la casa de Petrona.
Ella le sonrió y le pidió que la esperara, él se quedó allí.
Tocó más de cinco veces la puerta, casi se daba por vencida hasta que toco una última vez, inmediatamente la puerta se abrió y al parecer nadie estaba presente.
La casa no tenía muebles, solo una escalera que conducía al sótano y contaba con gran cantidad de escalones, pero ella los bajo cuidadosamente, había una puerta frente al último escalón y ella al abrirla vio una gran cantidad de hombres extremadamente delgados que usaban máscaras con cuernos, estaban sentados haciendo una especie de yoga. De repente se cayó la cerradura de la puerta y produjo un sonido causante de una interrupción que hizo dirigirlos hacia ella, Úrsula con los ojos cerrados y asustados gritó:
-¡Vengo a ver a Petrona!
Inmediatamente se escuchó una voz atrás de ellos:
-Déjenla pasar.
Los hombres desaparecieron, dejando un amplio espacio con vista a un escritorio rustico y sobre el un cráneo adornado con una vela, donde estaba sentada una mujer, de apariencia muy extraña, tenía un pelo canoso y descuidado, una nariz alargada y era de contextura gruesa, sonreía con malicia diciendo:
-¿Qué deseas jovencita?
Ella camino hasta sentarse en la silla frente a ella, un poco nerviosa dijo:
-Vine a que me ayudarás a ser hermosa.
Petrona la quedo mirando y dijo:
-En mi oficio de bruja, varias de las mujeres que se han acercado a mí con ese fin, no han tenido un final feliz, pero si tú lo deseas, te será concebido, pero con una condición.
-Claro, cualquiera que sea, espero que no me impida verme bella.-Contesto Úrsula-
-El hechizo no tendrá efecto en luna llena. -Dijo Petrona-
-Solo quiero ser diferente, haz lo que debas de hacer. -Contesto-
-No te preocupes por eso, te daré una pequeña bola de cristal que cambiara a color rojo cuando la noche sea de luna llena, mientras tanto te estaré visitando para ciertos favores. –Dijo Petrona-
-¿Cuáles favores dices? –Preguntó Úrsula-
-Recuerda que ninguno de mis favores son gratuitos. –Contesto Petrona-
-Haré lo que me pidas. –Dijo Úrsula-
Petrona junto sus manos y luego las coloco sobre la cabeza de Úrsula y susurro un hechizo en latín, luego las luces parpadearon y broto del cuerpo de Úrsula un polvo de color negro que corrigió todo lo no deseado en su apariencia, convirtiéndola en una mujer bella, como ella había soñado.
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