Regina la ballena se enamoró de un hidroavión que llevaba y traía cartas a los científicos de la base Australiana. A pesar de los constantes viajes, el hidroplano no le decía nada, pero a su manera, también la amaba. José, quien era el piloto, no lo sabía, pero en el hospital unas horas después, de que un helicóptero lo rescatara de entre los pingüinos, juraba que antes de cerrar sus ojos, vio en el mar a los amantes danzando felices bajo el iceberg.
Un espacio de expresión, entretenimiento y pasión. Me conocerás y te conoceré. Te invito a leer los escritos que estaré redactando, si lo que leerás es de tu agrado, compártelo con tus amigos, caso contrario recuerda esta frase: "El silencio es más elocuente que las palabras". Muchas Gracias. © Rafael Pérez Campanelli, 2016. Todos los derechos reservados.
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