
POR: RAFAEL PÉREZ CAMPANELLI
Encantadora dama,
Tiene lágrimas en el rostro,
Por no hallar quien la ama,
Y ser rechazada cual monstruo.
Para los angustiados,
Su dulzura no desmerita,
Ellos pecan de osados,
Al negarle que es bonita.
Desengáñese señorita,
No se ensañe con el espejo,
Si su presencia los irrita,
Mejor se vayan lejos.
Escuche su tierna voz,
Admírese tan adorable,
Sería un error atroz,
No considerarla agradable.
Son despiadados,
Sepa que su ser no miente,
Ellos serían enamorados,
Si el mundo fuera invidente.
Vivimos la vida de pasaje,
Y verla disfrutar más quisiera,
Porque luego del frío ropaje,
Terminamos siendo una calavera.
Foto:
© Georges de La Tour, “La Magdalena penitente”. Óleo sobre lienzo, 1644
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