Por: Rafael Pérez Campanelli
Dicen que los mejores sueños,
Se recrean en la mente,
De los mudos invidentes,
Y son tan increíbles que no pueden,
Ser contados a la gente,
Para solo vivirlos personalmente.
Dicen que el viento de la mañana,
Es un rocío de buena suerte,
Que se derrama cuando despiertes,
Para que te vaya bien cada día.
Dicen que estamos predestinados,
Que tu mano encaja en la mía,
Como si fuera la parte final,
De nuestro rompecabezas.
Dicen que el tiempo sufre de envidia,
Que cuando estamos juntos se acelera,
Que en tu ausencia se demora,
Y funciona según,
Nuestros parámetros de distancia.
Dicen que sonreír es la mejor terapia,
Que reir es la mejor medicina,
Pero lo creo en otro sentido,
Verte reir y sonreir,
Tus abrazos sentir,
Son la mejor cura y tratamiento,
De dolores próximos e inexistentes,
De felicidad incierta y ausente.
Dicen que Dios creó el amor,
Para que entendamos,
Cuanto nos quiere,
Sin importar que no lo queramos.
Dicen que eres la soberbia y libertinaje,
Yo creo que te envidian,
Yo creo que no te conocen,
Yo creo que eres la mezcla perfecta,
De la dignidad y pasión.
Dicen que no crees en los hombres,
Que los tachas,
De utilitaristas y charlatanes,
Que no crees otros cuentos,
Mi muñeca rota.
Dicen que te descargas eléctricamente,
Antes de bañarte,
Y honras al tiempo extenso,
Con el llanto impotente.
Dicen que no conoces de temperatura,
Que por sentimientos eres fría,
Por capricho eres caliente,
Y desaciertos medidos hacen tu camino andado.
Dicen que ningún hombre cuerdo,
Debería depositar esperanza en tí,
Dicen que puedes destrozar,
Y disfrutas el carcomer.
Dicen que te sueño como mudo invidente,
Que contemplo verte sonreír,
Que le ruego te rocíe el albor,
Que le temo al tiempo impredecible,
Que poco a poco entiendo a Dios,
Que soy conductor eléctrico,
Que no soy comerciante ni termómetro,
Que me falta tu pieza del rompecabezas,
Que soy diferente,
Que soy de hechos no de cuentos,
Que de poeta, enamorado y loco,
Tengo de todo un poco.
Dicen que sin decirte palabras,
Y en lo secreto,
Sufro como los que de verdad aman,
Como los que quieren en silencio,
Como quien te lleva en el alma,
Como si fueras un dulce sueño.
Dicen que bendigo cada hora,
En la que vienes a mis recuerdos,
Cuando me siento solo en mi cuarto,
Y en la oscuridad intimidante,
Sin mirarte yo te veo.
Dicen que sigo en ese viaje incensante,
Que vivo en mis pensamientos,
Que es inescapable,
Que me sigue a cada momento,
Y cuando me alcanza,
Me grita que te quiero.
La gente dice muchas cosas, pero
Digo que aunque por más tiempo,
Que luche y lo niegue,
Dicen que solo así,
Poco a poco comprendo,
Que tu me has enseñado,
A quererte desde lejos,
Con mis ojos,
Con mi alma,
Sin decirte,
Y en silencio.