sábado, 26 de noviembre de 2016

El cinematógrafo del río.

HOMENAJE A RAFAEL CAMPANELLA RODRÍGUEZ.

En 1889, un Sacerdote Italiano llegado a Cartagena, publicó un libro  sobre la vida de San Pedro Claver, santo de la iglesia Católica que vivió en la Cartagena del siglo XVII y presenció todo el sufrimiento y dolor de los negros africanos que eran hechos esclavos por portugueses y españoles; Pedro Adan Brioschi, relata en su obra muchos detalles de los negros en Cartagena.

Un siglo después, un descendiste de italianos, relata con su prosa abundante un episodio de la Cartagena del siglo XVII, fecha en la que empieza la construcción de las murallas de esta ciudad para su defensa, la historia es una novela de ficción escrita por Rafael Campanella Rodríguez, denominada la Leyenda del Caracol Dorado, interesante historia de aventura que se desarrolla entre unos negros africanos residentes en América, unos capitanes del imperio español  y los piratas que asediaban a Cartagena del Poniente.

Quien diría que para el año de 1585 en Cartagena de Indias, el Capitán Delio Lucena, fuese designado por un Gobernador apellidado Fernández de las huestes del Rey, para comandar una misión en cargo de una patrulla con el fin de capturar a los esclavos que huían en la noche por polvientos caminos para alejarse de las edificaciones construidas donde los confinaban en sus trabajos, este noble militante terminaría siendo parte de una leyenda imprevisible, traída celestialmente por las deidades de Mitongo, Mitoniza, Diosa Buena y Malamura, que rezaban desde el cerro exorbitante un rapto celoso de dos damas piel canela, develando oralmente desde la sabiduría del viejo Nicanor y la vieja Serafina, un lamentable destino para cualquiera de las afortunadas, Milca Baena elegida de raza, se unió al Oficial Blanco frente a Alura, la rosa de los vientos y Orinzo Murillo, dictado por el ritual del Cumbé al resonar de los tambores, quienes se disputaron el Caracol Dorado, reliquia sagrada que fue robada de la Casa del Culto y escondida en el Galeón San José, siendo vencedor Delio Lucena de un duelo ante Orinzo Murillo que le permitió consolidar en el vientre de Milca Baena, un líder guía del pueblo de las barracas, para llevarlos a la libertad, ante el infortunio fallecimiento de Alura.

Con esta brevedad se traduce una de las tantas obras producto de la imaginación y creatividad sin igual de Don. Rafael Arturo Campanella Rodríguez, mientras viajaba inspirado en 1940 ante la temprana independencia adquirida a los 23 años de edad, donde se vio en el deber de ejercer sus primeros labores profesionales, supervisando nacional e internacionalmente los gasoductos de la Andian National Corporation, organización petrolera cuya finalidad era mantener con excelente calidad los oleoductos que acarreaban el crudo del complejo industrial de Mamonal a Cartagena de Indias, fue en aquellas actividades cuando se hospedaba en un evocado buque cómplice de historias que era propulsado a vapor por el que se transportaba de manera fluvial desde Barranquilla hasta la Dorada por el río Magdalena, como si fuera este nominado David Arango Uribe, del cual se basó gran parte de su novela romántica del Siglo XX, Divina Ilusión, a su vez, donde tuvo la fortuna de conocer a un colega norteamericano llamado Dana Morris y este tenía un característico hobbie quizá un poco moderno para la década, le confesó que su mayor pasión era plasmar los recuerdos inolvidables de maravillosos lugares encontrados en cada una de sus actividades profesionales, Morris le mostró un dispositivo de origen alemán que podría sostener la mirada fija de los recuerdos por siempre, este aparato funcionaba de manera mecánica y abstracta, con tecnicidades poco conocidas para aficionados, Don. Rafael Campanella fungió como estudioso y logró por consiguiente, aprender velozmente para dedicarse al oficio y por deleite del arte captar con ella los paisajes soñados, no se limitó con el conocimiento práctico e inició sus estudios formales en la Academia de Ciencias y Artes en Bogotá, donde por modalidad de distancia, logró graduarse como Cineasta en 1945, para posteriormente en 1950 ser en el Caribe el primer Director de Cine en filmar junto con su gran amigo Álvaro Cepeda Samudio, películas a colores y con sonido incorporado, puesto que las enviaba por correspondencia a Alemania en los laboratorios Kodak y de allá las retornaban develadas, no fue hasta 1954 donde Colombia pudo tener la posibilidad de inaugurarse la televisión a Blanco y Negro, constituyéndose sus obras fílmicas pioneras en la calidad para ser bases relevantes en su nominación de ser una Gloria para el Cine Colombiano, para esa época abundaban películas del Oeste Americano, de genero Western, donde Vaqueros se enfrentaban a Indios Pieles Roja, protagonizadas por actores famosos como Tim McCoy, Bud Jones, Tom Mix, entre otros, ese al parecer era su género favorito, películas que posteriormente fueron dotadas de color en la Televisión Colombiana en 1979.

Sus secuencias Fílmicas más importantes, fueron filmadas en la década de los 40, 50, y 60 sobre paisajes del río Magdalena y los Carnavales de Barranquilla, que fueron enviadas por copia a sus amigos y colegas cercanos de Alemania, Italia, Francia, España y Estados Unidos, ellos al ver tan sin igual calidad de obra, le enviaron en retorno unos regalos muy apreciados, considerados por él como tesoros fílmicos, siendo estos, la Coronación de los papas, Pablo Sexto y San Juan Decimotercero, que conservaba celosamente guardadas, aunque muchos coleccionistas se le acercaban con sumas considerables para adquirirlas, el amor del arte de Don. Rafael Campanella Rodriguez era mayor al de sus necesidades o caprichos materiales, por lo cual no las vendía, para ello las ha de donar a una fundación cinematográfica.

A diferencia de otras aficiones, esta no fue fácil. Además del manejo necesario de los instrumentos fílmicos y de proyección, debía tener cuidado de su ejercicio cinematográfico, para prevenir malas experiencias, de las cuales no salió plenamente exento, en una ocasión de 1947 mientras filmaba el paisaje de Maracaibo, mientras presidía Rómulo Betancourt pasó una parada militar que lo avisto desde cierta distancia y él por la extrañeza del inocente, no considero que lo que hacía era erróneo para las leyes venezolanas, fue entonces llevado a la base militar bajo la presunta acusación de ser un espía europeo, dadas sus características caucásicas y su manejo neutral del dialecto como su abundante conocimiento del lenguaje español, de esta manera esas bellas secuencias fílmicas, fueron decomisadas por la Junta Revolucionaria de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela, afortunadamente este salió en liberal brevemente ya que comprobaron sus certificados de empleado supervisor de los gasoductos del A. N. C., pero le decomisaron las cintas de grabación, sin embargo no fue hasta un carnaval de 1962, cuando vivía con su hermano Alberto en la calle Obando donde filmaba las festividades, como en aquella época eran aparatos costosos, una noche entraron unos ladrones y se llevaron los instrumentos, fue días después que llego a su casa una cinta con una nota que decía: “Esto no nos sirve para comer, se la regalamos”.

Aún se conserva el proyecto de películas con la que él pasaba sus películas para distraerse, se encuentra en función y no se le ha dañado, pensó en donarlo a la Cueva, para sus talleres, la Cueva del Grupo Barranquilla, dado a que fue un asistente permanente debido a su cercana amistad con Álvaro Cepeda Samudio.

Puede afirmarse que llegó a ser el Primer Director de Cine y Tv, en presentar por Radio, algo que difícilmente antes fue hecho, mediante su telenovela radial de su autoría “Quien Mana Aquí”, un Sabinete de acto único, donde participaron tres personas: Dos hombres y una mujer, con aspectos iniciales o elementales, estos procedían a leer sus parlamentos en el guión, fue tal el agrado de los directivos radiales que fue transmitida con mucho éxito en la emisora Riomar de la Calle 31 con Cra. 42, aledaña al mercado de granos de Barranquilla, a pesar de que existen quienes desean adquirir los derechos del Sainete, él consideró que artísticamente sería más valorado si lo dona al Museo Romántico.

Como periodista, contribuyó mediante artículos y columnas de opinión sobre literatura y eventos nacionales, en Periódicos como El Heraldo, La Prensa, Nacional, Diario del Caribe, Libertad y El Espectador, se destacó como corresponsal taurino de Revistas como: “Ruedo” de Madrid y “Redondel” de México, en varias ocasiones bajo el Seudónimo de “Don Manolo”, donde desde el punto de vista periodístico redactaba artículos sobre las principales las principales festividades taurinas y su andamiaje histórico-académico, fue tan aficionado a la tauromaquia que en la década 1940 participó como torero en Turbaco, Erjona y los ruedos que celebran en Cartagena de Indias, en la Plaza de Artillería, inclusive fue uno de los pioneros en la organización y modernización de las festividades taurinas de Sabanalarga/Atlántico, municipio al cual se fue a vivir y se casó con la Dama Concepción del Socorro Medina Cepeda y tuvo tres hijos, Luz del Carmen, Rafael Antonio y Juan José, siendo hoy ellos profesionales y habientes de hogares formados, él tuvo la oportunidad de ser Alcalde de la municipalidad en 1971, donde impulsó en un breve mandato, obras que actualmente son reconocidas y de gran utilidad para dicho terruño, la principal de ellas fue la adquisición de terreno y adecuación de planos para la construcción del Polideportivo  “Villa Olímpica” de Sabanalarga, ubicada en la actual Avenida Clemente Salazar, quien fue un reconocido senador conservador del municipio cercano a la familia de su señora que lo nominó para su satisfactoria gestión territorial, esta obra fue realizada con el objetivo de que existiera un lugar deportivo donde se realizaran actividades que por ser dadas al aire libre corrían infantes el peligro de ser impactados por vehículos pesados de transporte que se conducían en la época, como también entre sus otras obras destacadas se encuentran: un mercado, un colegio, la primera piedra de la estación municipal de policía, fundador de una empresa de transporte intermunicipal que hoy en día se llama “Cootransa”, como también hizo el Gran Carnaval de Sabanalarga del siglo XX, donde su propuesta revolucionó la festividad carnavalera en el municipio, debido a que era una celebración sectorizada en el teatro central donde solo acudían los ciudadanos acaudalados de la época, él como pionero desde su iniciativa logró sacar la festividad del teatro a las calles y así permitir que también la gente popular pudiera disfrutar de lo que solo los pudientes tenían acceso,  además de ello, trajo comparsas exclusivas de Barranquilla, en adición a la presentación de reinas departamentales participantes del reinado de belleza nacional y Miss Venezuela Jeannette Donzella Sánchez en compañía de su comitiva y del Cónsul de Venezuela, entre otras, de todas estas afirmaciones existen registros fotográficos y documentales que lo comprueban.

Luego de su etapa ejecutiva, se dedicó a escribir obras de literatura que poco a poco se han venido publicado en el presente siglo, cultivo su vida familiar e ilustró a sus nietos de tal manera que encontraran interés por las obras cinematográficas y el arte de contar historias fruto de la imaginación y la creatividad consanguínea, esperando encontrar en ellos a quien heredara su lumen literario, alguno que no conocía con certeza pero a quien dedicaba constantemente en sus cuentos, relatos, poemas, poesías y novelas.

Finalmente, de esta forma se destaca la vida y obra de quien a pesar de las dificultades, nunca se dio por vencido en su afán por buscar la manera de hacer arte, con la cual propendió plasmar con tinta escrita y cinematográfica, memorias del Caribe Latinoamericano, un hombre que vivió con prudencia, razón y sentimiento cada una de sus experiencias, dándole a Colombia y al mundo, una contribución original, incuestionable y reconocible al arte, un hombre que me resumió su vida aquella vez que acudí a él para que me ayudara a escribir un poema, y me dijo: “A la mar fui por naranja, cosa que la mar no tiene, metí la mano y la esperanza me mantiene”.



RAFAEL ALEJANDRO PÉREZ CAMPANELLI.



"Dibujo que le hicieron por ser un periodista taurino, su seudónimo era Don Manolo"

"El Alcalde Rafael Campanella Rodríguez, bajando las escaleras de la Alcaldía Municipal".
"Rafael Campanella Rodríguez de joven"
"Rafael Campanella Rodríguez en visita a Bogotá para sus estudios de cineasta".
       "Póster de su vida y obra, gracias al CEDAC, Cinemáteca del Caribe, Ministerio de Cultura y al Mg. Alfredo Sabbagh".
 "Un ser humano admirable, te extrañamos tanto"


Su esposa, Concepción del Socorro Medina Cepeda, con quien tuvo una hermosa familia.

"Así como fue de buen ejecutivo, buen cineasta, buen periodista, buen alcalde, fue un gran abuelo, como nieto siempre lo tendré en mi corazón y me sentiré orgulloso por llevar con orgullo y honor su más grande legado en mí, el nombre..."



 "Papi Rafa, siempre lo quisiste y soñaste, hoy es una realidad, ojalá estuvieras vivo para ver este homenaje, no te preocupes, cuando volvamos a vernos, te contaré lo hermoso que fue..."

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