HOMENAJE A RAFAEL CAMPANELLA RODRÍGUEZ.
En
1889, un Sacerdote Italiano llegado a Cartagena, publicó un libro sobre la vida de San Pedro Claver, santo de
la iglesia Católica que vivió en la Cartagena del siglo XVII y presenció todo
el sufrimiento y dolor de los negros africanos que eran hechos esclavos por
portugueses y españoles; Pedro Adan Brioschi, relata en su obra muchos detalles
de los negros en Cartagena.
Un
siglo después, un descendiste de italianos, relata con su prosa abundante un
episodio de la Cartagena del siglo XVII, fecha en la que empieza la
construcción de las murallas de esta ciudad para su defensa, la historia es una
novela de ficción escrita por Rafael Campanella Rodríguez, denominada la
Leyenda del Caracol Dorado, interesante historia de aventura que se
desarrolla entre unos negros africanos residentes en América, unos capitanes
del imperio español y los piratas que
asediaban a Cartagena del Poniente.
Quien
diría que para el año de 1585 en Cartagena de Indias, el Capitán Delio Lucena,
fuese designado por un Gobernador apellidado Fernández de las huestes del Rey,
para comandar una misión en cargo de una patrulla con el fin de capturar a los
esclavos que huían en la noche por polvientos caminos para alejarse de las
edificaciones construidas donde los confinaban en sus trabajos, este noble
militante terminaría siendo parte de una leyenda imprevisible, traída
celestialmente por las deidades de Mitongo, Mitoniza, Diosa Buena y Malamura,
que rezaban desde el cerro exorbitante un rapto celoso de dos damas piel
canela, develando oralmente desde la sabiduría del viejo Nicanor y la vieja
Serafina, un lamentable destino para cualquiera de las afortunadas, Milca Baena
elegida de raza, se unió al Oficial Blanco frente a Alura, la rosa de los
vientos y Orinzo Murillo, dictado por el ritual del Cumbé al resonar de los
tambores, quienes se disputaron el Caracol Dorado, reliquia sagrada que fue
robada de la Casa del Culto y escondida en el Galeón San José, siendo vencedor
Delio Lucena de un duelo ante Orinzo Murillo que le permitió consolidar en el
vientre de Milca Baena, un líder guía del pueblo de las barracas, para
llevarlos a la libertad, ante el infortunio fallecimiento de Alura.
Con
esta brevedad se traduce una de las tantas obras producto de la imaginación y
creatividad sin igual de Don. Rafael Arturo Campanella Rodríguez, mientras
viajaba inspirado en 1940 ante la temprana independencia adquirida a los 23
años de edad, donde se vio en el deber de ejercer sus primeros labores
profesionales, supervisando nacional e internacionalmente los gasoductos de la Andian
National Corporation, organización petrolera cuya finalidad era mantener con
excelente calidad los oleoductos que acarreaban el crudo del complejo
industrial de Mamonal a Cartagena de Indias, fue en aquellas actividades cuando
se hospedaba en un evocado buque cómplice de historias que era propulsado a
vapor por el que se transportaba de manera fluvial desde Barranquilla hasta la
Dorada por el río Magdalena, como si fuera este nominado David Arango Uribe, del
cual se basó gran parte de su novela romántica del Siglo XX, Divina Ilusión, a
su vez, donde tuvo la fortuna de conocer a un colega norteamericano llamado
Dana Morris y este tenía un característico hobbie quizá un poco moderno para la
década, le confesó que su mayor pasión era plasmar los recuerdos inolvidables
de maravillosos lugares encontrados en cada una de sus actividades profesionales,
Morris le mostró un dispositivo de origen alemán que podría sostener la mirada
fija de los recuerdos por siempre, este aparato funcionaba de manera mecánica y
abstracta, con tecnicidades poco conocidas para aficionados, Don. Rafael
Campanella fungió como estudioso y logró por consiguiente, aprender velozmente
para dedicarse al oficio y por deleite del arte captar con ella los paisajes soñados,
no se limitó con el conocimiento práctico e inició sus estudios formales en la
Academia de Ciencias y Artes en Bogotá, donde por modalidad de distancia, logró
graduarse como Cineasta en 1945, para posteriormente en 1950 ser en el Caribe
el primer Director de Cine en filmar junto con su gran amigo Álvaro Cepeda
Samudio, películas a colores y con sonido incorporado, puesto que las enviaba
por correspondencia a Alemania en los laboratorios Kodak y de allá las
retornaban develadas, no fue hasta 1954 donde Colombia pudo tener la
posibilidad de inaugurarse la televisión a Blanco y Negro, constituyéndose sus
obras fílmicas pioneras en la calidad para ser bases relevantes en su
nominación de ser una Gloria para el Cine Colombiano, para esa época abundaban
películas del Oeste Americano, de genero Western, donde Vaqueros se enfrentaban
a Indios Pieles Roja, protagonizadas por actores famosos como Tim McCoy, Bud
Jones, Tom Mix, entre otros, ese al parecer era su género favorito, películas
que posteriormente fueron dotadas de color en la Televisión Colombiana en 1979.
Sus
secuencias Fílmicas más importantes, fueron filmadas en la década de los 40,
50, y 60 sobre paisajes del río Magdalena y los Carnavales de Barranquilla, que
fueron enviadas por copia a sus amigos y colegas cercanos de Alemania, Italia,
Francia, España y Estados Unidos, ellos al ver tan sin igual calidad de obra,
le enviaron en retorno unos regalos muy apreciados, considerados por él como
tesoros fílmicos, siendo estos, la Coronación de los papas, Pablo Sexto y San
Juan Decimotercero, que conservaba celosamente guardadas, aunque muchos
coleccionistas se le acercaban con sumas considerables para adquirirlas, el
amor del arte de Don. Rafael Campanella Rodriguez era mayor al de sus
necesidades o caprichos materiales, por lo cual no las vendía, para ello las ha
de donar a una fundación cinematográfica.
A
diferencia de otras aficiones, esta no fue fácil. Además del manejo necesario
de los instrumentos fílmicos y de proyección, debía tener cuidado de su
ejercicio cinematográfico, para prevenir malas experiencias, de las cuales no
salió plenamente exento, en una ocasión de 1947 mientras filmaba el paisaje de
Maracaibo, mientras presidía Rómulo Betancourt pasó una parada militar que lo
avisto desde cierta distancia y él por la extrañeza del inocente, no considero
que lo que hacía era erróneo para las leyes venezolanas, fue entonces llevado a
la base militar bajo la presunta acusación de ser un espía europeo, dadas sus
características caucásicas y su manejo neutral del dialecto como su abundante
conocimiento del lenguaje español, de esta manera esas bellas secuencias
fílmicas, fueron decomisadas por la Junta Revolucionaria de Gobierno de los
Estados Unidos de Venezuela, afortunadamente este salió en liberal brevemente
ya que comprobaron sus certificados de empleado supervisor de los gasoductos
del A. N. C., pero le decomisaron las cintas de grabación, sin embargo no fue
hasta un carnaval de 1962, cuando vivía con su hermano Alberto en la calle
Obando donde filmaba las festividades, como en aquella época eran aparatos
costosos, una noche entraron unos ladrones y se llevaron los instrumentos, fue
días después que llego a su casa una cinta con una nota que decía: “Esto no nos
sirve para comer, se la regalamos”.
Aún
se conserva el proyecto de películas con la que él pasaba sus películas para distraerse,
se encuentra en función y no se le ha dañado, pensó en donarlo a la Cueva, para
sus talleres, la Cueva del Grupo Barranquilla, dado a que fue un asistente
permanente debido a su cercana amistad con Álvaro Cepeda Samudio.
Puede
afirmarse que llegó a ser el Primer Director de Cine y Tv, en presentar por
Radio, algo que difícilmente antes fue hecho, mediante su telenovela radial de
su autoría “Quien Mana Aquí”, un Sabinete de acto único, donde participaron
tres personas: Dos hombres y una mujer, con aspectos iniciales o elementales,
estos procedían a leer sus parlamentos en el guión, fue tal el agrado de los
directivos radiales que fue transmitida con mucho éxito en la emisora Riomar de
la Calle 31 con Cra. 42, aledaña al mercado de granos de Barranquilla, a pesar
de que existen quienes desean adquirir los derechos del Sainete, él consideró
que artísticamente sería más valorado si lo dona al Museo Romántico.
Como
periodista, contribuyó mediante artículos y columnas de opinión sobre
literatura y eventos nacionales, en Periódicos como El Heraldo, La Prensa,
Nacional, Diario del Caribe, Libertad y El Espectador, se destacó como
corresponsal taurino de Revistas como: “Ruedo” de Madrid y “Redondel” de
México, en varias ocasiones bajo el Seudónimo de “Don Manolo”, donde desde el
punto de vista periodístico redactaba artículos sobre las principales las
principales festividades taurinas y su andamiaje histórico-académico, fue tan
aficionado a la tauromaquia que en la década 1940 participó como torero en
Turbaco, Erjona y los ruedos que celebran en Cartagena de Indias, en la Plaza
de Artillería, inclusive fue uno de los pioneros en la organización y
modernización de las festividades taurinas de Sabanalarga/Atlántico, municipio
al cual se fue a vivir y se casó con la Dama Concepción del Socorro Medina
Cepeda y tuvo tres hijos, Luz del Carmen, Rafael Antonio y Juan José, siendo
hoy ellos profesionales y habientes de hogares formados, él tuvo la oportunidad
de ser Alcalde de la municipalidad en 1971, donde impulsó en un breve mandato,
obras que actualmente son reconocidas y de gran utilidad para dicho terruño, la
principal de ellas fue la adquisición de terreno y adecuación de planos para la
construcción del Polideportivo “Villa
Olímpica” de Sabanalarga, ubicada en la actual Avenida Clemente Salazar, quien
fue un reconocido senador conservador del municipio cercano a la familia de su
señora que lo nominó para su satisfactoria gestión territorial, esta obra fue
realizada con el objetivo de que existiera un lugar deportivo donde se
realizaran actividades que por ser dadas al aire libre corrían infantes el
peligro de ser impactados por vehículos pesados de transporte que se conducían
en la época, como también entre sus otras obras destacadas se encuentran: un
mercado, un colegio, la primera piedra de la estación municipal de policía, fundador
de una empresa de transporte intermunicipal que hoy en día se llama
“Cootransa”, como también hizo el Gran Carnaval de Sabanalarga del siglo XX,
donde su propuesta revolucionó la festividad carnavalera en el municipio,
debido a que era una celebración sectorizada en el teatro central donde solo
acudían los ciudadanos acaudalados de la época, él como pionero desde su
iniciativa logró sacar la festividad del teatro a las calles y así permitir que
también la gente popular pudiera disfrutar de lo que solo los pudientes tenían
acceso, además de ello, trajo comparsas
exclusivas de Barranquilla, en adición a la presentación de reinas departamentales
participantes del reinado de belleza nacional y Miss Venezuela Jeannette
Donzella Sánchez en compañía de su comitiva y del Cónsul de Venezuela, entre
otras, de todas estas afirmaciones existen registros fotográficos y
documentales que lo comprueban.
Luego
de su etapa ejecutiva, se dedicó a escribir obras de literatura que poco a poco
se han venido publicado en el presente siglo, cultivo su vida familiar e
ilustró a sus nietos de tal manera que encontraran interés por las obras
cinematográficas y el arte de contar historias fruto de la imaginación y la
creatividad consanguínea, esperando encontrar en ellos a quien heredara su
lumen literario, alguno que no conocía con certeza pero a quien dedicaba
constantemente en sus cuentos, relatos, poemas, poesías y novelas.
Finalmente,
de esta forma se destaca la vida y obra de quien a pesar de las dificultades, nunca se dio por vencido en su afán por buscar la manera de hacer
arte, con la cual propendió plasmar con tinta escrita y cinematográfica, memorias
del Caribe Latinoamericano, un hombre que vivió con prudencia, razón y
sentimiento cada una de sus experiencias, dándole a Colombia y al mundo, una
contribución original, incuestionable y reconocible al arte, un hombre que me
resumió su vida aquella vez que acudí a él para que me ayudara a escribir un poema, y me dijo: “A la mar fui por naranja, cosa
que la mar no tiene, metí la mano y la esperanza me mantiene”.
RAFAEL
ALEJANDRO PÉREZ CAMPANELLI.
"Dibujo que le hicieron por ser un periodista taurino, su seudónimo era Don Manolo"
"El Alcalde Rafael Campanella Rodríguez, bajando las escaleras de la Alcaldía Municipal".
"Rafael Campanella Rodríguez de joven"
"Rafael Campanella Rodríguez en visita a Bogotá para sus estudios de cineasta".
"Póster de su vida y obra, gracias al CEDAC, Cinemáteca del Caribe, Ministerio de Cultura y al Mg. Alfredo Sabbagh".
"Un ser humano admirable, te extrañamos tanto"
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