jueves, 31 de mayo de 2018

Poema: El espejo.




Me enamoraría de tí,
Aunque nadie en mi lugar creería que,
Sé que eres preciosa y vales la pena,
Porque en realidad,
No eres una buena persona,
No intentes persuadirme de que,
Aún mereces a alguien que te ame,
Que eres la persona de hoy gracias a eso,
Que aprendiste,
Pero recuerda,
No se borrarán,
Aunque intentes olvidar,
Aunque te atormentes,
Te van a seguir doliendo,
Esos errores que cometiste.

Y aún no puedo creerlo,
Cuando nos conocimos,
Iluminó la noche,
Tu ternura inmensa,
Tu sonrisa brillante,
Tu mirada dulce y,
Tu belleza radiante,
Porque en verdad,
Todo eso,
Fue tan solo una ilusión,
Realmente,
No te habías arreglado,
Te veías horrenda,
Que estabas fastidiada,
Lo arruinaste,
Aunque puedas creer que,
Yo lo sabía,
Desde un comienzo.


Ahora leelo de abajo hacia arriba. 💙






viernes, 4 de mayo de 2018

Poema: La llamaba señorita

Titulo: La llamaba Señorita.
Por: Rafael Pérez Campanelli.







Siempre la llamaba señorita, aunque nadie lo hiciera, a pesar de embriagarse en un amor aparente.

Siempre la llamaba señorita, al estar sin encontrarse, al tocarla sin tacto y charlar sin las palabras, desde lo oscuro donde me iluminaba.

Siempre la llamaba señorita, en esa vez que contemplé el cielo nocturno, donde la soñé entre mis brazos aliviada.

Siempre la llamaba señorita, leyendo sus pensamientos sin rescate y mientras le entregaba mi angel de la guarda.

Siempre la llamaba señorita, mientras la abrazaba y se reflejaba en mi su terciopelo a contraluz.

Yo siempre la llamaba señorita, cuando una noche sin saberlo, vino a despedirse y no regresó.

Ahora la llamo melancolía, que son los colores de su ausencia grabados en mi corazón.

Poema: Si te enteras

Poema titulado: Si te enteras
Por: Rafael Pérez Campanelli




Si te enteras de mis sentimientos,
Y no sabes que hacer,

No te preocupes,
Ni finjas sorprenderte,
Tampoco te sientas triste,
No hay por qué,

Porque siempre lo has sabido,
Desde que por última vez nos miramos.

Si miras el fuego,
Y posas tu mano cerca,
Para sentir calor,
Y no temes a la ceniza impalpable.

Si vieras la luna cristalina,
Y notas mi reflejo en ella,
Si sientes en el viento mis caricias,
Si cuando te despiertas,
Causo tu primera sonrisa del día.

Si cierras los ojos,
Y sientes mi aroma,
No te asustes,
Si tapas tus oidos,
Y te hablo,
No te precipites, escuchame.

Si consideras los días extensos,
Pero nuestros momentos breves,
Y culpas al tiempo de envidia.

Si te decides a seguirme,
Mientras camino,
En la orilla de la playa,
Notas las siluetas que dejamos,
Y si desaparecen cuando las borra el mar,

Piensa que en ese momento,
Ese día y a esa hora,
Caminaré la distancia necesaria,
Aunque se quemen las plantas de mis pies,
Para dejar mis huellas en otra playa.

Comprende que si,
Poco a poco dejas de quererme,
Yo también comprenderé,
Dejandote de querer de a migajas.

Si depronto,
Encuentras otro poeta,
Que te declame mejor,
Tranquila,
Buscaré acordes,
Para declamarte una canción,

Si te resignas a quererme,
Lo sabré y no voy a querer,
Que me sigas queriendo.

Si te dispones a olvidarme,
No me busques,
Que ya te habré olvidado.

Pero si atónita contemplas,
Mis huellas imborrables en la arena,
Aunque fueron posadas por la marea,

Y resuelta comprendes,
Que estás destinada a mi,
Abriendome tus brazos,
Con dulzura irrenunciable,

Ay mi amor, ay amada mía,
Todo el calor del fuego,
El reflejo en la luna,
El viento que acaricia,
El sonriente despertar,
El aroma que sientes,
La voz que te habla,
La brevedad,
Las huellas imborrables,

Se replican en mi,
Como una fantasía,
Mientras nos nutrimos de ella,
Y este sentimiento sublime,
Estará en tus brazos,
Cada día que viva,
Sin salir de los míos.